Espacio de libertad y respeto. Arte y consciencia. De comer sano, rico, y mover el cuerpo al ritmo de tambores. Conectar con el alma, sin olvidar el cuerpo
Somos tres hermanas, y aunque compartimos madre y padre, podríamos decir que somos cada una
“de nuestro padre y de nuestra madre”. En lo que si parece que nos hemos puesto de acuerdo es en parir. Para no reñir, dicen. Pero solo lo parece. En un año hemos dado tres nietos. O ellas han venido a nosotras. Cada uno de su padre y de su madre. Vera, Pepa y Pedro.
Y en esto de embarazarse, parir y dar teta a “tutiplen”, hemos atravesado la catarsis más griega, y como el ave fénix, nuestras cenizas se han convertido en este proyecto. LAS TRES RIDICULAS.
LAS TRES RIDICULAS supone aceptar que la vida es cambiante por definición. Y que el cambio implica riesgos, los riesgos ilusiones, y que las ilusiones dan vida.
Ponemos en este ESPACIO DE CRIANZA NATURAL y otras brujerías lo aprendido en el camino, desde estructuras 2 de la arquitecta, pasando por las manos de la fisioterapeuta a las mil y otras cosas de la actriz. Lo que nuestros bebés nos enseñan, y los y las maestras del camino nos muestran.
Queremos de este espacio un espacio de libertad y respeto. Arte y consciencia. De comer sano, rico, y mover el cuerpo al ritmo de tambores. Conectar con el alma, sin olvidar el OM del cuerpo. En definitiva, un espacio donde compartir lo que nos hace bien, por si a alguien por ahí también pudiera hacerle bien. Y sobre todo, un espacio donde criar desde el respeto a nuestros cachorros.
Y para seguir llevando la contraria, nos ubicamos en Almendralejo, sin miedo a no ser profetas en nuestras tierra. Pero que mejor sitio para desplegar nuestra RIDICULEZ, que en donde la confianza da asco, y donde las uvas y melones de 40 kilos nos han visto crecer.
LAS TRES RIDICULAS es el cuerpo. Y AMALMA, asociación de crianza con arte y consciencia, el alma del proyecto.
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